Cuando nos damos cuenta de que nuestro enojo es una mala solución a otro problema, es más fácil evitarlo y encontrar otra solución que funcione mejor.

¿Qué tipo de problema hace que el enojo parezca una solución? ¿Cuándo es útil enojarse? 

El enojo es bueno para una cosa: nos activa para prepararnos a luchar, el instinto de «luchar o huir» es la respuesta de cualquier ser vivo al peligro percibido (ya sea real o no). Cuando nos sentimos enojados, lo más probable es que nos sintamos amenazados.

 

Este instinto se desarrolló en nuestros antepasados primitivos durante miles de generaciones. Casi todas las amenazas que enfrentaron fueron físicas (por ejemplo, animales salvajes o extraños hostiles). En esas situaciones, el enojo les sirvió mucho para sobrevivir.

 

Algunos peligros siguen siendo físicos, pero más a menudo nos enfrentamos a amenazas que no podemos combatir físicamente, como algo que sentimos que es injusto. Existen amenazas a la imagen que tenemos de nosotros mismos y a nuestras creencias sobre el mundo, que pueden parecer tan peligrosas como las amenazas a nuestra salud.

 

¿Mi enojo se debe a expectativas incumplidas?

Las personas en los programas de tratamiento y recuperación a menudo dicen que su enojo casi siempre se reduce al miedo de perder algo que queremos conservar, o que no obtendremos algo que queremos. Sin embargo, por lo general, las cosas que pensamos que perderemos o no obtendremos no son asuntos de vida o muerte, y a menudo reaccionamos como si lo fueran. Un buen ejemplo son los episodios de personas furiosas que se bajan del auto a pelear en la calle, que todos hemos visto alguna vez. Hubieron casos de personas que fallecieron al chocar para llegar al siguiente semáforo tres segundos antes. Esto parece no tener sentido.

Sin embargo, cuando miramos más de cerca lo que está sucediendo, generalmente encontramos que cuando las posibles pérdidas o decepciones desencadenan un enojo intenso en nosotros, es porque esperábamos algo diferente y estamos decepcionados. A veces, nuestras expectativas se basan en lo que creemos que es correcto y justo. Esto es lo que algunas personas llaman «debería ser» (p. Ej., que la persona en el carril de al lado debe permitirnos unirnos en lugar de acelerar para desplazarnos, o que la gente debe ser siempre honesta y considerada con nosotros). También, a veces esperamos algo solo porque lo queremos desesperadamente y nos convencemos de que debería suceder como queremos.

Sin embargo, nuestras expectativas a menudo no son realistas. Eso es lo que lleva a muchos egresados de los programas de recuperación a decir: «Una expectativa no es más que un resentimiento premeditado». Con eso quieren decir que cuando formamos expectativas, a menudo nos estamos preparando para la decepción y el enojo que sigue.

¿Quieres evitar enojarte innecesariamente?

Es una buena idea hacerlo; el enojo interfiere con el juicio de una persona, haciéndola más propensa a actuar impulsivamente y hacer cosas que dañan las relaciones; socava la recuperación; e incluso debilita el sistema inmunológico y lo deja más vulnerable al cáncer, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y otras enfermedades potencialmente mortales.

Este ejercicio te ayudará a adquirir el hábito de evitar expectativas poco realistas y, por lo tanto, podrás estar tranquilo y en paz la mayor parte del tiempo y experimentar enojo con menos frecuencia.

 

1. Pensá en la última vez que te enojaste. ¿Qué te pasó?

 

2. ¿Fue la situación la que desencadenó tu enojo algo que sentiste que no “debería” haberte pasado de la manera en que sucedió? De ser así, ¿cuál era tu expectativa y por qué tenías esa expectativa?

 

3. A menudo, esperamos cosas que la experiencia nos dice que son poco probables (por ejemplo, esperar que alguien que suele llegar tarde llegue a tiempo, esperar que la gente sea educada cuando el tránsito está en hora pico, etc.). Si la experiencia te hubiera dicho que lo que esperabas era improbable, ¿cuál habría sido una expectativa más razonable?

 

4. Como podés estar viendo, nuestras expectativas con frecuencia son simples errores en nuestro pensamiento. Si aprendemos a no cometer ese tipo de error, no tendremos esos enojos inesperados. La aceptación es más cómoda que el resentimiento. Recordá, aceptar algo no significa que nos guste o que creamos que es correcto; la aceptación sólo significa admitir que las cosas son como son y decidir enfrentar con la realidad en lugar de con nuestras fantasías. Si volvés a enfrentarte a la misma situación y basás tus expectativas en la realidad, en lo que la experiencia te dice que es probable que suceda, en lugar de en lo que esperás o en lo que creés que debería suceder, ¿cambiaría tu reacción? 

 

5. Estas son algunas de las expectativas equivocadas básicas que nos hacemos y luego nos enojamos.

 

A. Esperar que alguien se comporte de manera diferente a como se comporta habitualmente (por ejemplo, esperar amor y calidez de una persona que normalmente es fría y sarcástica o esperando la consideración de alguien que suele ser irreflexivo y egoísta).

 

B. Tomar las cosas personalmente (por ejemplo, esperar que los demás piensen en nosotros en lugar de en sí mismos) o esperar que la otra persona piense mucho en nosotros. 

 

C. Perfeccionismo (por ejemplo, esperar que nosotros mismos o los demás hagan algo perfectamente siempre, en lugar de reconocer que somos humanos y cometemos errores).

 

D. Sobre-optimismo (por ejemplo, esperar que todo salga como queremos, aunque rara vez sea así).

 

 

6. Algunas otras emociones que surgen cuando nos hacemos expectativas y no se cumplen son la autocompasión, la ansiedad y el desánimo. En tu experiencia, ¿cómo tu enojo desencadenado por el resentimiento, la autocompasión, la ansiedad y / o el desánimo han activado tus conductas problemáticas en el pasado?: ejemplo, consumo de drogas, atracón de comida, actuar violentamente, etc.

 

 

7. Debido a que estas emociones pueden desencadenar una recaída en la conducta problemática que estés experimentando, el éxito en la recuperación depende de manejarlas tanto como sea posible. La mejor manera de hacer esto es evitar tener que enfrentarse a ellos. Cuantas menos expectativas tengas, especialmente las poco realistas, y cuanto más fácil y con menos frecuencia te sientas miserable, o injustamente tratado o tratada, más capaz serás de permanecer en recuperación y evitar recaídas.