Muchas personas en recuperación se han perdido eventos importantes en la vida de sus familias debido a sus comportamientos adictivos o las consecuencias negativas de estilos de vida adictivos. En estas familias los conflictos y los malentendidos ocurren con más frecuencia, y es difícil resolverlos. Cuando los miembros de la familia están ocupados en sus cosas, a veces olvidan lo importantes que son el uno para el otro, por lo que el tiempo en familia debe programarse como otros eventos importantes (por ejemplo, como el trabajo, estudio, hacer deportes, amigos, turnos médicos o trámites).
Los beneficios de programar actividades familiares son la continuidad, la previsibilidad, que aporten más cercanía y calidez.
El propósito del tratamiento es enfocarse en maneras sanas para que los miembros de la familia disfruten estar juntos, aumenten la estabilidad de la relación, aprendan a comunicarse mejor y a resolver problemas juntos. Cuantas más interacciones positivas tiene una familia, más apoyados se sienten sus miembros. Para una persona en recuperación, esto lo ayuda a mantenerse limpio y sobrio.
1. Revisá los horarios de todos los miembros de la familia para conocer los compromisos obligatorios. Identificá los posibles días y horas en que todos estén disponibles y escribirlos.
2. Juntos, hagan una lista de actividades que puedan compartir. Si eligen actividades que a todos les gusta hacer, probablemente será más fácil lograr que toda la familia participe.
3. Agendar una actividad fija para toda la familia (p. ej., cenar juntos un día en algún lugar que a todos les guste) o una actividad con los niños y otro de pareja, etc.)
5. ¿Cómo manejarían y resolverían las discusiones, quejas o críticas cuando se propongan las actividades familiares?
6. ¿Cuándo evaluar si funciona o no? Para un programa familiar semanal, es posible que haga falta más de un mes antes de evaluar. Para actividades familiares menos frecuentes, hará falta más tiempo.
7. En el momento de la evaluación, ¿qué cambios, si corresponde, deben realizarse?
IMPORTANTE: Una vez que se definieron las actividades en familia, éstas se vuelven una prioridad y hay que COMPROMETERSE a hacerlo. Si no lo hace, otros miembros de la familia seguirán tu ejemplo. Además, si nunca esto se hizo, la familia necesitará tiempo para ADAPTARSE. Es posible que deseen comenzar con un programa familiar mensual o semanal. A medida que aumentan las experiencias positivas, la familia se entusiasma más.
Identificando los temas familiares conflictivos.
OBJETIVOS DE ESTE EJERCICIO
1. Aprender y demostrar habilidades saludables de comunicación y manejo de conflictos que conduzcan a una mayor armonía dentro de la familia y que cese del comportamiento adictivo.
2. Implementar conductas de afrontamiento saludables para manejar adecuadamente los conflictos dentro de la familia.
3. Asumir la responsabilidad de tu propia participación tanto en la iniciación como en resolución de conflictos.
4. Aprender a identificar los conflictos como saludables o no saludables y tomar decisiones sobre cómo resolverlos.
5. Aprender sobre los desencadenantes de conflictos para evitar conflictos poco saludables cuando sea posible.
Que surjan conflictos en las familias es inevitable. Por un lado, resolver el conflicto de manera negativa (por ejemplo, ignorar el problema, ser abusivo física o emocionalmente, negarse a admitir errores, culpar a otros, irse) crea más problemas y aísla aún más a cada miembro de la familia. Por otro lado, resolver los conflictos de manera positiva ayuda a que las relaciones familiares se fortalezcan y se brinden más apoyo. El manejo positivo de conflictos requiere que nos preguntemos qué responsabilidad tenemos al iniciar, mantener y resolver cualquier conflicto. En el tratamiento, pedimos que la persona en tratamiento y su familia comiencen a llevar un registro de conflictos para recopilar información sobre el mapa de conflictos en esa familia. Así se registran los conflictos en ese hogar durante dos semanas:
• Fecha y hora.
• Intensidad del conflicto (1 = muy baja a 10 = muy alta).
• Situación.
• ¿Quién estuvo presente?
• Mi comportamiento durante el conflicto.
• ¿Qué quería que sucediera?
• ¿Cuál fue el resultado?
Revisamos este registro de conflictos cada dos semanas y reflexionamos sobre las siguientes preguntas:
1. ¿Qué notó sobre los conflictos en su familia? Buscando temas o patrones.
2. ¿En qué momentos del día es más probable que ocurran conflictos o discusiones (por ejemplo, al despertarse, a la hora de acostarse, después del trabajo/escuela)?
3. Enumerar las situaciones de conflicto que surgieron más de una vez.
4. ¿Qué rol desempeña cada uno en los conflictos (p. Ej., generador, víctima, pacificador, salvador, defensor, etc.)?
5. Registrar cualquier conflicto que haya tenido un resultado positivo, incluyendo lo que fue diferente en la situación (por ejemplo, la intensidad fue baja, todos pudieron expresarse, sin insultos, se expresaron compromisos, etc.).
6. ¿Tiende a ver las razones que cada uno tiene como correctos / incorrectos, ganar / perder? ¿Cómo crees que esto afecta el conflicto?
7. ¿Qué dificultades notó como patrones en la resolución de conflictos?
8. ¿Qué creés que debe cambiar para reducir los conflictos negativos en su familia?
9. ¿Tiende a tener conflictos con algunos miembros de su familia con más frecuencia que con otros? Si es así, ¿por qué cree que es así?