En un tratamiento se puede aplicar esta actividad denominada “Aprender a pedir en lugar de exigir”. Está diseñada para pacientes cuyos estilos de comunicación y relación se presentan con frecuencia como irrespetuosos o desconsiderados.

 

Su enfoque es examinar las razones por las que las personas pueden resistirse a pedir lo que quieren en lugar de exigir, y luego cambiar a una visión práctica y efectiva con el objetivo de encontrar el estilo de comunicación que funcione mejor. Luego se le pide a la persona afectada que seleccione una relación sobre la cual realizar una prueba o experimento de una semana practicando un estilo más respetuoso y compartir en el grupo el resultado. El seguimiento de este ejercicio podría incluir una discusión continua con el terapeuta o el grupo de tratamiento sobre los impactos de los estilos de comunicación en otras relaciones.

APRENDER A PEDIR EN LUGAR DE EXIGIR

¿Por qué debería esforzarme en aprender a pedirle a los demás lo que necesito en lugar de exigirles? Una razón es que da mejores resultados. Pensá en tus propias reacciones. ¿Cómo te sentís cuando alguien te exige algo, en comparación de cuando te lo piden? La mayoría de nosotros preferimos que nos pidan o pregunten, en lugar de exigirnos.

 

 

1. Una razón por la que muchas personas intentan decirles a los demás qué hacer, en lugar de pedirlo, es que no se sienten bien al preguntar, especialmente si sienten que los demás les deben un excesivo respeto.

Pueden sentir que los verán como débiles o inseguros de sí mismos si les piden cosas a otros en lugar de decirles qué hacer. Esto puede deberse a tradiciones familiares o culturales u otras razones. Cuando te imaginás pidiendo a alguien que haga algo en lugar de exigirle, ¿qué sentimientos te trae eso?

 

2. En realidad, algunas de las personas más poderosas de la historia también han sido muy amables con los que les rodean. Grandes líderes han sido conocidos por ser respetuosos con todas las personas con las que hablaron. Muchos creen que las personas verdaderamente fuertes tienen más probabilidades de ser amables, porque no necesitan demostrar su fuerza empujando o exigiendo a las personas. Pensá en una persona que consideres fuerte o importante pero que sea a la vez educada y considerada con los otros. ¿Cuál es tu impresión general de esa persona?

 

3. No importa cómo nos sentimos con respecto a ser respetuosos o no, pero si queremos obtener cooperación en una relación necesitamos ponernos en el lugar de la otra persona. Pensá en situaciones en las que te dieron órdenes: sean tus padres u otros miembros de la familia, jefes o maestros.

Ahora imaginate cómo te sentirías si te preguntaran amablemente en lugar de decirte que tenés que hacer. ¿Cuál es la diferencia, según la manera en que esa persona se acercó a vos?

 

4. Siempre hay más de un mensaje en todo lo que decimos: un mensaje en nuestras

palabras, y también al menos un mensaje en la forma en que lo decimos. Cuando les pedimos algo a alguien (por ejemplo, simplemente diciendo «por favor» y «gracias», diciendo «¿Podés …?»), estamos también diciendo, que respeto tus sentimientos y tu dignidad, que te respeto como persona y me importa cómo te sentís. Cuando dejamos de lado estas cosas y simplemente damos órdenes a los demás, lo tácito del mensaje es que sus sentimientos y dignidad no son importantes para vos. No tengo porque ser educado con vos, y no me importa cómo te afecta lo que te digo. En realidad, puede que te preocupes mucho por los sentimientos de esa otra persona, pero ese es el mensaje que puedes estar enviando sin querer.

 

Podría ser útil probar algo como esto. Si tenés una relación en la que estás acostumbrado a decirle siempre qué tiene que hacer, ¿por qué no intentas cambiar la forma en que lo decís durante una semana, pidiéndole a esta persona lo que querés en lugar de exigirle?

Podés decirle que estás haciendo este experimento. Podés explicar qué querés practicar una nueva forma de comunicación para demostrar que son importantes para vos, y que vas a intentar pedir las cosas en lugar de exigirlas. Puede dejar pasar tu modo normal de pedir durante esa semana. Los hábitos son difíciles de romper. Podés pedirles a los demás qué te lo recuerden, y ellos pueden ayudarte a notar esto pidiéndote que vuelvas a repetir lo que has dicho de la nueva manera. Cómo te sentís al imaginarte haciendo esto?

 

5. Después de probar este experimento durante una semana, escribí con tus palabras los resultados aquí.

 

6. Si creés que este experimento valió la pena, trabajá en tu terapia o en el grupo en crear un plan para practicar este enfoque más respetuoso para tratar con las personas en todas tus relaciones. ¿Cuáles serían algunos de los desafíos? ¿Algunas de las recompensas o beneficios que obtendrías?