Entendiendo cómo las buenas intenciones pueden favorecer una adicción.

Escuchamos la palabra codependencia muy a menudo, pero ¿qué significa realmente? ¿Es posible que podamos estar contribuyendo al problema, incluso cuando creemos que estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para detener la adicción de un ser querido?

Casi todas las familias, sin darse cuenta, favorecen la adicción de sus seres queridos adictos ayudándolos a evitar las consecuencias negativas de la adicción. Para que las personas afectadas por una adicción se sientan cómodos con su adicción, necesitan la ayuda de las mismas personas que quieren que dejen de consumir. La familia, los amigos y los compañeros de trabajo son reclutas desinformados que, sin saberlo, permiten la adicción. Todas las personas con una adicción tiene una red o conjunto de personas, profesionales o instituciones que favorecen su adicción, cuyos esfuerzos combinados, sin darse cuenta, permiten que la adicción continúe floreciendo en la vida de la persona afectada. Esto sucede de varias maneras, como prestarle dinero, asumir responsabilidades, ayudarlo con excusas, encubrir o ignorar el problema y permitir que la persona afectada los manipule

Debemos estar atentos para no culparnos unos a otros por permitir está situación en el pasado. Sin la orientación adecuada, realmente no podemos esperar lo contrario de cualquier familia. Las familias con alguien afectado por un trastorno adictivo están tratando de hacer lo mejor que pueden con la información que tienen.

Como relata un cuento titulado «La mariposa». Se desconoce el autor, pero ilustra perfectamente a lo que nos referimos cuando hablamos de favorecer el comportamiento adictivo. La historia comienza con un hombre que se encontró con el capullo de una mariposa. Fascinado, se detuvo para observar cómo la mariposa luchaba por liberarse. Después de varias horas, parecía que la mariposa estaba atrapada y no podía moverse bien. Angustiado por lo que vio, el hombre decidió ayudar. Con una tijera cortó el capullo, y la mariposa salió sin esfuerzo.

Pero el cuerpo de la mariposa estaba hinchado y pequeño, sus alas estaban arrugadas. El hombre esperó que las alas se agrandaran y se expandieran, que el cuerpo se contrajera y que la mariposa se elevara en el aire. Esto no sucedió. Sin que el hombre lo supiera, su acto de bondad había interrumpido la lucha natural de la mariposa, que empuja los fluidos del cuerpo hacia las alas, preparándola para el vuelo. Las buenas intenciones del hombre paralizaron a la mariposa.

La historia termina con esta reflexión: «A veces las luchas son exactamente lo que

necesitamos en nuestra vida. Si se nos permitiera ir por la vida sin ningún obstáculo, nos paralizaría. No seríamos tan fuertes como podríamos haber sido».

Al igual que la mariposa, las personas afectadas con una adicción tienen que enfrentar sus luchas necesarias. Cuando los ayudamos protegiendolos de las consecuencias naturales de su adicción, podemos privarlo de la oportunidad de “desarrollar sus alas”. A menudo escuchamos personas en recuperación advertir: «No engañes a una persona afectada por una adicción con su dolor. Es el mejor amigo que tiene».

El experto Arnold Washton lo expresa en simples palabras: Para que una persona afectada por una adicción comience una recuperación, es necesario que el dolor de consumir sea mayor que el dolor de no consumir.